Para un comercial de un teléfono móvil, unos japoneses han construido en plena selva un "Xilófono" inclinado, con una bola tocando por gravedad el "JESÚS QUE MI ALEGRÍA PERDURE" de Johan Sebastian BACH.
Una hazaña extraordinaria cuando se sabe que la longitud de cada hoja de madera, hecha en forma de V para mantener la bola, debe calcularse para que dé la nota exacta y calcular el tiempo de caída para la duración de la misma.
¡CHAPEU!
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